Monday, April 28, 2008

Since U Been Gone


Tenía un poco de miedo de entrevistar a Eugenio porque me sentía bien entrometida, aprovechando de sus experiencias para sacar una nota. Y no quería que me dijera lo que él pensaba que yo quería escuchar. Es verdad que la conversación era un poco incómoda, pero definitivamente no era lo que esperaba.

“¿Empezamos aquí o con mi vida en El Salvador?” Eugenio viene de un pueblito; vivía veinte años en una finca, cuidando vacas, vendiendo su leche, cultivando maíz y frijoles. Hoy en día prepara ensaladas orgánicas y non-fat lattes en Northern Lights, un restaurante de UCLA. Allí empezamos la entrevista, durante su descanso de trabajo. Él está todavía vestido de su delantal blanco, con una camisa estrecha abajo.

“Siempre ayudaba a mi mama, llevando la leche, ayudándole a vender las cosas. Tengo dos hermanas, pero mi hermana mayor se casó y se fue a vivir con su marido y luego mi otra hermana también se casó. Tengo hermanos medios, pero ellos no ayudan mucho a mi mamá. Yo sólo le apoyo.” Sonríe sin angustia y es evidente que se siente orgulloso de que siga ayudando a su madre aunque ahora ellos viven en países diferentes.

Impacientemente yo manejo la conversación a Los Ángeles, porque estoy curiosa de esto retrato pastoral y familiar que me parece tan diferente de lo que conozco de él. Digo, cuando cumplí veintiún años, Eugenio me llevó a Rage, un club gay en West Hollywood. Tomábamos cocktails hasta que me emborrachara, y bailábamos toda la noche, brincando juntos al coro de “Since U Been Gone.” Manos al cielo, él y yo cantábamos juntos con trescientos otros jóvenes (“I CAN BREATHE FOR THE FIRST TIME!”) Si no lo has adivinado, he’s about as gay as it gets.

“Tenía unas novias en El Salvador, pero nunca me sentía cómodo. Siempre tenía mi novio escondido,” me dijo, apoyándose en el bar, después de una coquetería requisita con el barman. “Ahora soy como soy, hago lo que quiero y no me importa lo que piensa la gente.” Dice que aunque extraña a su madre, se siente más cómodo viviendo con su tía, porque con su madre él tiene que comportar de una cierta manera, y esconder su homosexualidad. Le dije que podía identificarme con él de una manera: extraño mucho a mis padres pero, fuera de ellos en la ciudad grande, puedo ser la persona que realmente soy.

“Había un estudiante (¿recuerdas a Jorge?) quien nunca me habló. Trabajábamos juntos casi un año sin hablar, porque le caía mal. Pero un día le ayudé con algo, y desde entonces podíamos bromear. Empecé a llamarle mi marido, y yo era su nalga.” A Eugenio le gusta la compañía de los estudiantes, y le gusta ayudarles en el trabajo, y con sus problemas personales. De hecho, me ha ayudado a mí mucho, enseñándome a ser menos quieta, menos tímida. Así que como resulta, sí me he aprovechado de sus experiencias personales.

Caminamos hacia el restaurante porque ya ha terminado su break. Como siempre me dice, “Okay, mi nalga, nos vemos mañana.”


Haz clic y escucha la cancion
http://www.youtube.com/watch?v=cdxRS_GyBbM

1 comment:

Alberto Fuguet said...

buen toque eso de colocar la cancion
ahora todo me queda mucho mas claro....