Sunday, June 15, 2008

NEGATIVO? NADA QUE VER!!!


“No se pronuncia ‘toortel’, se dice ‘turtle’” me decía mi maestra de inglés mientras me hacia pronunciar el vocabulario semanal. Cuando llegue a los Estados Unidos a la edad de once años, mi clase de inglés no era mi favorita. Había hablado español toda mi niñez y tener que aprender otro idioma se me hacía muy difícil. La profesora Anchondo fue mi primera maestra de inglés, y para ser honesta, no me guastaba asistir a su clase. Me inventaba historias para no asistir a la escuela por tal de no ir a la clase de inglés. Recuerdo que cada vez de que comenzaba a chispear le decía a mi mamá que no me sentía bien y que no me quería empeorar mojándome. Cualquier escusa era buena por tal de no ir a la clase. Detestaba que la profesora me hiciera pronunciar las palabras del vocabulario hasta que la pronunciara correctamente y para eso la tenía que pronunciar como cinco veces. Me fue tan mal en el primer semestre, que termine reprobando la clase. Yo sabía que tenía que aprender inglés, y me daba coraje no poder dominarlo inmediatamente.
Tengo que admitir que llegue a ver el español como algo negativo. Varios de mis profesores del séptimo grado no hablaban nada de español, y por lo tanto no les entendía nada de lo que hablaban. El hecho de que ellos no hablaban español, y la mayoría de los estudiantes prefirieran hablar inglés que español me hacía pensar que el español tenía menos valor que el inglés. Comencé a asociar el inglés con los logros, y al español con los fracasos. Me daba coraje que mis padres hubieran migrado a los Estados Unidos desde antes de que yo naciera y que estos se hubieran regresado a Michoacán, México cuando yo aun no nacía. Le reclamaba a mi Mamá por no haber traído a toda la familia a los estados Unidos desde antes. Detestaba no poder comprender las instrucciones de mis profesores, las caricaturas del canal once, los libros de la escuela, todo lo que en ese tiempo quería parecía estar relacionado con el inglés. Me sentía limitada con el español.
Con el paso del tiempo, mi inglés fue mejorando gracias a las clases de la profesora Anchondo y otros profesores estrictos que tuve en la High School. A pesar de que me daba pena hablarlo, lo podía entender, y con eso me bastaba por el momento. Todos los exámenes necesarios para transferirme directo de high school a la universidad estaban en inglés, y con lo que había aprendido me basto para tomar mis exámenes. Aparentemente, aprender inglés me estaba ayudando a llegar a mis metas escolares, sin embargo el hablar español me estaba ayudando a aprender inglés sin que yo me diera cuenta. Debido a que mi mamá no entendía las cartas que mandaban por correo con propaganda, o con mensajes escolares, mi mama nos ponía a mis hermanos y a mí a que tradujéramos lo que los papeles decían. Detestaba tener que traducir porque no entendía todas las palabras, sin embargo esas cartas me obligaban a tener que pensar en inglés y en español a la vez. Lo mismo pasaba con las películas que mis hermanos rentaban, poníamos la película en inglés pero con subtítulos en español para que mi mamá entendiera y a la vez yo los leía por si no comprendía algo en inglés. Tuve que traducir varias citas del doctor al español al igual que conferencias escolares. Una vez que elegí irme a un colegio comunitario después de high school, me di cuenta de que el español, después de que yo lo miraba como algo negativo en realidad era algo positivo.
Durante mi estancia en East Los Angeles Community College, fue que me di cuenta de que mi idioma natal, el español realmente era importante. No era algo negativo como yo lo había asociado anteriormente. Me di cuenta de que en el colegio los profesores de español eran muy eruditos, y que realmente se apreciaba el español. Me di cuenta de que una persona que habla español e inglés gana más dinero que una monolingüe, y se pueden abrir las puertas para nuevos conocimientos. Tomando ventaja de mi español y de mi inglés como segundo idioma, comencé a trabajar como asistente de maestra en el departamento bilingüe de Garfield High School. Me sentía tan contenta de ver como el español realmente se utiliza demasiado en los Angeles que eso me motivo a tomar clases de español para mejorarlo. Me di cuenta que necesitaba mostrar a los estudiantes a que el español no era algo negativo, sino más bien otro idioma al cual se tenía que apreciar al igual que el inglés o el francés. Con esa mentalidad me transferí a UCLA con una especialidad en historia y otra en español. Quiero ser profesora de historia y de español en el departamento bilingüe para poder enseñar a los estudiantes que están aprendiendo inglés a que el español no es menos importante que ningún otro idioma y para que lo sepan apreciar. Quiero enseñarles que el español está asociado a una cultura riquísima, y que esta cultura no se puede ignorar o rechazar sino más bien absorberla y complementarla con la cultura estadounidense para un crecimiento cultural mayor tal como yo lo estoy asiendo. Finalmente, es imposible negar una cultura que se ve reflejada en muchas partes de los Estados Unidos. Basta mencionar los nombres de algunas ciudades y las calles para comprobarlo; Los Ángeles, San Francisco, Santa Clara, San José, Cesar Chávez, y Gabriel García Márquez por mencionar algunas. Realmente puedo decir que el español que consideraba algo negativo, resulto ser algo positivo para mi crecimiento personal. -Lucila Sanchez

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