Saturday, June 14, 2008

"You're Not Mexican"

Por Esteban Cordoba

Caminaba lentamente hacia el campo de fútbol soccer para reunirme con el entrenador Álvarez. El calor agobiante llenaba de sudor mi rostro que brillaba como un tomate color rojo chinga me la pupila. Cruce rápidamente la reja metálica para dirigirme a los vestidores, pero cuando intente entrar, un tipo de cachucha verde me señaló con su dedo pulgar que me sentara en las bancas que quedaban junto a la pista de atletismo. Mientras esperaba que el entrenador Álvarez saliera a recibirnos, observaba como las voluptuosas porristas corrían por las pista enseñando sus codiciados cuerpos vistiendo unos shorts blancos apretados que dejaban poco a la imaginación, aunque no faltaba una que otra con unos kilitos de más. El campo estaba más seco que el Sahara, no dudé que una ráfaga de viento se hubiera convertido en una tormenta de arena; hasta mi tío que vivía en departamento tenia mejor pasto que esta cancha llena de tierra y arena. Tomaba un poco de mi powerade sabor blue berry cuando un chavo alto, gordo y con piel ceniza me preguntó de donde era. El acento me indicó que el tipo era latino, y decidí contestarle en castellano. Soy mexicano le dije mientras me tapaba del sol con mi cuaderno Mead 5 Stars amarillo. El gordo de puta se empezó a reír, y me dijo que era un pinche gringo de mierda. Todos los demás “miembros” del equipo empezaron a gritar ¡no llores blanquito! No lo voy a negar, pensé en romperle la cara al naco mantecoso, pero me intimidaba que los de más me dieran en la madre. Me levanté rápidamente para ir al baño cuando vi a un chavo de mi clase de francés medio perdido con su agenda de clases en la mano. Me acerque a él y le pregunté que si lo podía ayudar; rápidamente me contesto “yeah, do you know where the soccer teams meets?” Le dije que caminara conmigo ya que yo sabía en donde estaban esperando todos los demás. Mientras nos dirigíamos a las bancas empezamos a conversar sobre nuestra clase de francés con Madame Yusman. Me dijo que le pereció buena onda, y yo se lo confirme diciéndole que mi hermano ya había tomado clases con ella y que era una de las mejores maestras en todo el colegio. La campana sonó y rápidamente encontramos un lugar para sentarnos antes de que el entrenador Álvarez llegara. Entre risas, los demás “miembros” del equipo le empezaron a preguntar a mi nuevo amigo que si él también era mexicano. Tajantemente Sevag les contestó, “No, I’m Armenian.” En ese instante me di vuelta para ver a todos los chavos que estaban sentados, Sevag y yo éramos los únicos del grupo con tez blanca. Nos veíamos como un par de Q-tips nadando en un mar de lodo; me quería salir de ahí antes que me llevará la corriente. Mientras el entrenador Álvarez tomaba lista, Sevag me decía que deberíamos entrar al equipo de natación antes que nos lincharan estos tíos. Me enfatizo que habrían unas chicas súper ricas esperándonos en traje de baño. No voy a mentir, la idea de estar nadando con ese sol ardiente rodeado de chavas en bikini me seduzco. Antes de que acabara de tomar lista el entrenador Alvarez, Sevag y yo nos paramos y nos dirigimos a la salida del campo. Entre burlas y gritos los del equipo me gritaron “you’re not fucking mexican!” Ese fue mi primer día en la preparatoria y el primero donde me di cuenta que no era como los demás; no cuajaba en este mundo latino que MTV o Univisión me vendía. Me había dado cuenta que había salido de mi tan anhelada y querida metrópolis para entrar a la PROVIDENCA. Si, escucharon bien, a la provincia de México. Cuando era más chico y mi familia y yo salíamos de la Ciudad de México para tomar unas pequeñas vacaciones manejando por la carreta Cuernavaca no faltan los numerosos carteles a lado de las autopistas que leían “HAZ PATRIA, MATA UN CHILANGO.” La hostilidad de los provincianos hacia los chilangos (o sea un originario del D.F.) había cruzado la frontera Estadunidense. Eso si es puta globalización. Pero esta vez fue distinto, ya que esa agresividad que había vivido en mis años de niñez cuando salía de mi contaminada metrópolis la encontré en mi nueva ciudad: Los Ángeles y ni tuve que salir de ella para que me diera una bofetada en la mera cara. ¿Muy Blade Runner no? Todos dicen que cuando sales de Latinoamérica para ir a los Estados Unidos es un brinco hacia el “Primer Mundo,” pero para mi fue retroceso al “Cuarto Mundo” donde la mayoría de mis compañeros de origen mexicano no sabían leer ni a escribir en castellano; yo, un niño de 8 años en aquel entonces hablaba mejor castellano que los padres de los niños que se burlaban de mí. ¿Es irónico que un tipo jure por su madrecita que el Cinco de Mayo es el día de independía de México te diga “you’re not fucking Mexican” no?
Mis enfrentamientos no habían empezado en la preparatoria. En la secundaria la mayoría de mis compañeros de clase de origen latino me llamaban “Skater Nerd.” Obviamente me señalaban por no entrarle a la onda neo gangster/chola que ellos representaban. En sus ojos era horripilante e inaceptable ver a un chavo que le gustaba leer The Outsiders, andar en patineta y escuchar a Radiohead. Ser el mejor estudiante de mi clase también me trajo problemas durante las sesiones de educación física, pero nada que no pudiera ignorar. La preparatoria fue totalmente diferente ya que con 2,700 estudiantes fue más fácil encontrar una mini metrópolis cosmopolita. Fue más fácil escaparme de los provincianos que me recriminaban por ser “blanquito” y tener el cabello largo. Ese primer día con Sevag en el campo de fútbol soccer fue clave para mí. Entendí que dialogar e intercambiar opiniones con una persona ignorante era prácticamente imposible. ¿Qué le puedo decir a un pobre pendejo que ni sabe donde esta la capital de la república mexicana en un mapa? Perdónenme, pero la mexicanidad no se restringe a escuchar a los putos Tigres del Norte o a los Tucanes de Tijuana ni tampoco se limita al color de piel de una persona. No me da vergüenza decir que no tengo amigos mexicanos aquí en Los Ángeles, la mayoría de mis amigos son armenios, rusos, bengalís, afganis, o judíos. No creo que andar con un grupo de personas te haga más o menos mexicano. No tengo que identificarme con las historias tristes y dramáticas de muchos inmigrantes para considerarme “latino,” ya que mi discurso es diferente que al de muchos. No me compro la onda de la puta triste diáspora mexicana que nos venden los medios de comunicación y políticos. No se puede generalizar a todos los inmigrantes latinoamericanos que entran a este país. Varias veces me encuentro en situaciones donde de mis amigos me dicen “but, you’re a different kind of Mexican.” ¿Pero que significa eso? En mi primer año en la Universidad de California, Santa Cruz tomé un curso con un profesor que empezaba cada clase con una “simple” pregunta: “What is a latino, anyway?” Al final de trimestre nos dejo con la incógnita. Simplemente nos dijo que eso era algo que no se podía responder. Pero lo que si se, es que no soy como los “Mexicans” de esta ciudad.
Bueno chicos y chicas este cuento ya se termino. Obviamente tiene un final feliz ya que esta tarde me recibo de la tan reconocía UCLA. Como en la preparatoria, tuve mis peleas con grupos en el campus que pensaban que ser chicanos automáticamente los hacia más mexicanos que un “blanquito.” Estos tíos automáticamente me veían como la vivita reencarnación de Hernán Cortez. Es claro que cuando la gente se siente acomplejada por la manera que se ve, la sociedad no progresa. Yo seguiré comiendo mi rico queso Oaxaca mientras escucho a Tom Yorke cantar en vivo en el Hollywood Bowl, sin darle mucha importancia a lo que los demás digan de mí.

No comments: