Tuesday, June 17, 2008

¡Ojo! ¡Mis manos son argentinos!

“Hola Bombón. Estoy hablando a vos, Nena!”

“Che, sos un chamujjero*. No puedes ver que eshha* tiene miedo, boludo. Baboso, por favor.

“Boludo, no me hinchés las pelotas. Parece como una brasuca y sabes como me gustan las chichis de ashhá*. ¡Sácate las pilas!”

“¡Dame un changüi! Te gustan todas las chichas de todas partes. Aún los bagayos!” Ja ja ja ja…

¿Entiendes lo que ellos dijeron? A mi tampoco. Bienvenido a Buenos Aires!

Cuando llegué en Buenos Aires, no tuve ni idea como iba estar. La ciudad tuvo un invierno terrible y dos semanas antes de mi llegada, nevó por la primera vez en ochenta años. Aunque muchos argentinos me prometieron que el clima era la misma de San Francisco, mi ropa del clima suave de California no estuvo suficiente. Pero en realidad, hubo dos cosas más sorprendentes que el frío. Uno, me di cuenta, casi inmediatamente, que no entiendo el español de los argentinos y ellos no me entendieron cuando traté hablar en español; y dos, mi “host-madre” era japonesa!

La verdad es toda mi vida, me sucedieron cosas muy extrañas que nunca pasan a mis amigos ni alguien que conozco. Por ejemplo, este año un hombre sin techo robó mi baca de bici. En Argentina, no solo tuve la única señora japonesa quien habla ingles con fluidez, sino también mi compañera de cuarto y yo estuvimos las únicas estudiantes en toda nuestra programa de ciento cincuenta personas quienes tuvieron que compartir un cuarto. No nos pudimos vestir sin nos golpeamos. En las palabras de Silvia, nuestra señora, “Qué suerte para mi que Uds. ya conocieron antes de llegaron acá y quisieron compartir un cuarto! ¡Qué bárbaro!” Aunque los papeles dijeron que todas los estudiantes van a tener sus propios cuartos en las casas, parece que quizás nuestras papeles fueron perdidos en traducción. Afortunadamente, Rebecca, mi compañera de cuarto, y yo tenemos sentidos del humor y no pudimos esperar para llamar nuestras padres y les contamos sobre nuestra “suerte.”

Desafortunadamente, esta situación que al principio parece como un chiste, se hizo a un conflicto en serio. El primer día Silvia nos contó que iba hablar con nosotros en ingles hasta nos acostumbramos al idioma argentino. Aunque supe que no hablaba español muy bien y Rebecca hablaba menos español que yo, quería tratar hablar solamente en castellano para mejorar. Este era el propósito de los “home-stays.” Cuando dije Silvia que tuve muchas ganas para practicar y aprender castellano, ella me dijo que iba estar muy difícil para ella si tuvo que escuchar a mi y Rebecca tratan hablar en castellano mientras no conocemos el idioma. Me di cuenta que el programa insiste que las familias hablan solamente en castellano, pero decidí estar flexible y hablar con Silvia sobre este después de la primera semana si el inglés continuó. Pues, por tres días después de nuestra llegada, todo estuvo increíble. Estuvimos en una ciudad muy grande y diferente con la potencial de exploración sin limites. En el cuarto día, encontremos los limites.

Tomamos un examen para determinar nuestras niveles en castellano, en que hice mal porque todavía no hablé mucho en castellano, particularmente en nuestra casa. Para celebrar nuestro “éxito académico,” Rebecca y yo y cuatro amigas nuevas andamos a un restaurante para beber vino. En ruta, un hombre en bicicleta paró para preguntarnos para direcciones, que estuvo una acción cómica teniendo en cuenta que no conocemos la ciudad por nada. Después de explicamos este en castellano chapurreo, continuamos andando al restaurante. Dos horas y dos botellas de vino luego, nuestro grupo dividió para andar a nuestras casas para cenar. En dos cuadras, nos vimos el mismo hombre en bici y otra vez le paró para preguntarnos algo. Su voz estuvo muy baja y estuvo difícil para oír. A mí, parece extraño que nos vemos otra vez, pero no tuve las palabras para expresar este. Me disculpé y empezamos andar otra vez pero el hombre nos siguió. En este momento, me di cuenta que todas las cosas y palabras que supe, eran tan educadas. Entonces cuando alguien no sabe el idioma muy bien, es muy difícil para estar firme. Y desafortunadamente, tuvimos cinco cuadras más para poner este teoría a prueba. Cada vez que cambiamos calles en nuestra esfuerza para perder el hombre, nos descubrió. Cada vez, le dije algo diferente, como “no gracias,” “nada más,” y “¡para!” pero cada vez mis palabras fueron menos convincente o atemorizante. Finalmente, la sexta vez que nos pasó, estuvo se tocó. Ahora, tuvimos miedo y estuvimos perdidas porque cambiamos nuestra ruta muchas veces. Vimos la policía, y aunque habíamos advertido sobra la policía en Argentino, lo pareció como la opción mejor en este momento.

Pero ¿cómo voy a explicar lo que pasó? La respuesta: con muchos gestos con mis manos! A este tiempo no me di cuenta que los argentinos son famosos para su capacidad para comunicar con sus manos. En cierto, ellos tiene un idioma silencioso con muchas palabras y frases puramente en manos, menos oficial pero más común que el lenguaje de signos. Me sirvió bien, porque cuando finalmente recuperé mi aliento, hablé con la policía en palabras cortas y básicas suplementadas con muchos gestos. Durante mi explanación de los eventos, el hombre pasó en su bici otra vez y les dije a la policía, “¡Eso es, eso es!” Nos contestaron para esperar mientras ellos hablan con él. Cuando volvieron, vi mi primera ejemplo real del machismo. Nos explicaron, “El hombre estuvo solamente coqueteando.” Estuve frustrada y de repente recordé mi español, más o menos. Le dije, “No es coqueteando cuando las personas dicen “no” y el coqueteando continúa por más de una hora sin correspondación.” En que me respondió, “Quizás, pero cuando un hombre ve tres chicas con cuerpos y caras bonitas, es difícil para hacer la cosa apropiada.” Entonces me di cuenta dos cosas importante en este momento; la policía y yo nunca vamos estar de acuerdo en este sujeto y que estuvimos tarde para cena! Cuando agradecimos la policía por su “ayuda,” nos preguntaron por nuestras números de teléfono. Bienvenido a Buenos Aires.

Cuando lleguemos a la casa de Silvia y explicamos todo lo que pasó, ella finalmente entendió que era necesario que aprendamos castellano. Entonces, en esta noche por la primera vez, hablamos castellano en nuestra casa y todas las palabras fueron palabrotas! Usamos este ejemplo para practicar cómo defendernos en situaciones en el futuro. Dos meses después, cuando estuve andando sola de escuela, vi el mismo hombre en bicicleta otra vez. Es probable que él viviera en el mismo barrio de mi y pasaba todos sus días en bici, mirando para chicas con quien puede “coquetear.”Obviamente, no me reconoció, y me dirigió con las mismas líneas en voz baja. Pero no reaccioné en la misma manera. En cambio, pone mi mano en frente de mi cara, como decir, “talk to the hand because the face don’t give a damn” y le dije “¡Tomátela, Forro!” Y como le pasó en la opuesta dirección en bici con mucho confusión, me miró muchas veces y pienso que trataba determinar si yo era de Argentina!

*chamujjero =chamuyero=lunfardo de Argentina que significa smooth-talker/bullshitter
*eshha=ella con pronunciación argentina
*ashha= allá con pronunciación argentina

Nicole Moskowitz

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