Wednesday, May 7, 2008

¡Jacobo, por favor!


por Areli Perez

¡No, no hagas eso papa!” exclama Doña Juana.

De la multitud de niños, veo emerger a Jacobo.

“Ya quiere jugar con los niños grandes, pero creo que aun es muy pequeño,” me cuenta Doña Juana.

Es un lindo día en el campus de UCLA para un paseo. El sol brilla pero no quema. Jacobo se acerca hacia nosotras un poco confundido. No me conoce. Doña Juana le aplica el bloqueador solar pues su clara complexión lo hace más susceptible a los peligrosos rayos solares.

“¿Te llamas Jacobo o Jacob?” le pregunto al niño.

¡Jacobo, por favor” responde.

En un español sorprendentemente claro pregunta quién soy.

“Increíble,” pienso.

A sus dos años y apariencia indiscutiblemente anglo-sajona, prefiere hablar español que al ingles hablado en casa. Comenzó mi interés por esta, la relación entre Jacobo y Doña Juana tras escuchar a Jacobo interactuar con un grupo de niños de origen latino aquí en el campus de UCLA. Me interés aumento a como progresaron mis conversaciones con Doña Juana quien muestra lo que llamamos un “uncanny resemblance” con mi abuelita paterna. Me enteraría más tarde que realmente si somos paisanas y que conoce a mi tío Mario de Yalalag. Doña Juana, al igual que miles de Latinos emigro a este país hace más de 25 años, en búsqueda de ese “sueño americano.” Originalmente de la sierra Juárez de Oaxaca, MX, ha tenido que trabajar mucho y duro para sustentarse en este país. Por once años se dedico a trabajar en una fábrica, también trabajo como ama de casa por diez años, y finalmente se ha dedicado al cuidado de niños por 4 años. Todo comenzó tras recibir una recomendación de su prima, quien cuidaba a los niños de la vecina. Doña Juana comenzó a cuidar a Jacobo cuando el niño tenía apenas cuatro meses. Obviamente el trabajo de niños no es un trabajo fácil, pues es algo altamente estresante y requiere mucha actividad física, lo cual a su edad ya no posé Doña Juana. Aun así Doña Juana ama su oficio lo cual para ella a trascendido más haya de ser niñera. Jacobo la quiere tanto que hasta hace poco dejo de llamarla por mama. Por su cuenta, ni se diga, Doña Juana adoro al niño y su pequeño hermano de 1 año. Los padres de Jacobo, profesores de UCLA (gente muy buena según Doña Juana), se lo dejan a su cuidado de 9 a.m a 5 p.m. Ella lo baña, le da de comer, juega con él, le lee, y lo duerme. O sea, ella lo está criando. Gracias a Doña Juana, Jacobo tiene el gran privilegio de aprender nuestra lengua y sin ninguna duda, nuestra cultura y gracias a Jacobo, Doña Juana por fin ha encontrado un oficio que realmente ame. Además de ser una historia realmente conmovedora, es importante señalar la importancia de mujeres como Doña Juana en este país. La demanda por el cuidado de niños, especialmente en zonas ricas como la de West Los Ángeles, es grande y la necesidad de mujeres como Doña Juana’s es aun mayor. Este tipo de trabajo sirve como un gran ejemplo del la gran variedad de oficios que los latinos hacen en este país y por lo cual reciben poco reconocimiento.

Continué andando con Doña Juana intercambiando ideas, experiencias, etc. mientras vigilando cuidadosamente al travieso Jacobo quien ya había formado una amistad con el perrito Pancho Villa, otro de mis favoritos que frecuentan el campus de UCLA. Sin ninguna duda fue una interesante, profunda, y conmovedora conversación que tuve con ella. Si desean platicar con Doña Juana, saludarla o al pequeño Jacobo, se pueden dar una pasadita por el SAC (Student Activites Center) aquí en el campus de UCLA entre diez de la mañana y el medio día.

(p.d. Foto de Jacobo y Doña Juana coming soon!)

2 comments:

antojitos said...

Siempre veo a Doña Juana y a Jacobo cuando paso por el Student Activities Center en las mañanas. Y si, es impresionante oír a Jacobo hablar español. Buen trabajo en capturar este fenómeno que parece que día a día es más común.

Abraham Aguilar

antojitos said...

Estoy de acuerdo con el comentario de Abraham.

Ibeth